El Pacto de la Orden de los Iluminados de Tanáteros
Somos una orden eminentemente práctica centrada en la organización de grupos locales (templos) y reuniones periódicas en los que trabajar dentro de un entorno colectivo. A nivel individual lo que busca El Pacto en sus integrantes es la excelencia técnica en la práctica de la magia.
Los templos
El templo es la organización fundamental del Pacto. Cada templo es autónomo salvo por unas pocas guías que conforman la identidad común. Esto significa que no hay un tipo o manera de trabajo que se vaya a practicar en todos los templos. Cada uno de ellos es un grupo de afinidad y relaciones personales que sigue sus propias dinámicas. No hay líderes, gurús o guías, tan sólo individuos practicando juntos en igualdad, alguno de ellos con ciertas funciones organizativas. No hay cuotas ni derramas, todo es organizado en base los recursos que los propios iniciados deseen movilizar.
Aparte de las reuniones de los diversos templos, se celebran periódicamente reuniones nacionales e internacionales de las diferentes secciones y satrapías en las que se lleva a cabo todo tipo de trabajos mágicos. Estos eventos son fundamentales, pues el contacto entre los miembros y el intercambio de experiencias y técnicas es la sangre que fluye por las venas de la Orden.
Historia del Pacto
La Orden como tal comienza con la reunión de un grupo de magos en algún lugar de Renania, en un depósito de municiones abandonado, en 1976. Allí se anunció la fundación, celebrada con una misa del caos. La naturaleza se unió a ello con un tornado que les saludó a la salida del lugar. Un año más tarde quedó formalmente fundada la Orden del Pacto de los Iluminados de Tanáteros en el castillo de Lockenhaus en Austria en base a los planteamientos de Peter J. Carroll para una orden no jerarquizada.
Actualmente El Pacto tiene presencia en países de tres de los cinco continentes.
La magia del Pacto: Magia del caos
El sistema de la magia del caos se puede identificar con el concepto de metaparadigma, es decir, considera que cada individuo vive inmerso en un sistema de creencias o paradigma que le sirve para explicar la realidad. Cada paradigma contiene herramientas y explicaciones para manejarse con la existencia, y cada paradigma implica también una serie de limitaciones integradas en esa visión de la realidad. La magia del caos asume que ninguna realidad tiene por qué ser en sí misma verdadera o falsa (de ahí la simpatía de muchos magos del caos por el lema “nada es cierto, todo está permitido”, atribuido a Hasan-i Sabbah) e invita a explorar diferentes paradigmas para ampliar nuestra visión y experiencia del mundo, sacando de cada uno de ellos herramientas para nuestra propia práctica.
Los mecanismos que se consideran centrales en la magia del caos y que la diferencian de otras formas de práctica son:
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La creencia como herramienta. Con la asunción de que nada es necesariamente falso ni verdadero la creencia se nos presenta como una herramienta más, un receptáculo del enorme poder que la fe canaliza. Esto no quiere decir que todo valga, sino que todo es susceptible de traer resultados al individuo que lo practica. Si una práctica no funciona se abandona, y que funcione para uno no tiene por qué significar que haya de funcionar para otros.
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La gnosis como acceso al poder mágico. La gnosis (en griego “conocimiento directo” en su connotación de “experiencia no mediada de lo divino”) o trance es un estado alterado de la conciencia que puede ser utilizado para canalizar el poder de la voluntad hacia un objetivo o símbolo. Estos estados alterados de la conciencia se alcanzan por métodos excitativos, como baile, percusión, sexo…, o inhibitorios, a través de meditación prolongada, inmovilidad, control de la respiración…
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La magia de resultados. Toda práctica se realiza con la intención manifiesta de producir un efecto medible y repetible, sea en el mundo o en el practicante.
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